Punto de partida

Punto de partida

Nicolás Guzmán

Del abismo místico al Punto de partida de Nicolás Guzmán

De las paredes cuelgan pinturas de gran formato, en ellas habitan lazos de colores flotantes; debajo de estas, obras de menor tamaño mantienen el mismo ímpetu: caos visual. El ambiente que rodea al artista Nicolás Guzmán (Veracruz, 1983) constantemente se reafirma en lo que dice: “Creo que la tarea del arte es mostrarnos y llevarnos a lugares desconocidos”.

Guzmán está sentado en una silla con reposabrazos en una de las estancias de su casa. A un lado, en una mesa de madera, le acompaña En el polvo de este planeta de Eugene Thacker y un vaso portátil de café, entre otros enseres. Desde su pobladísima barba negra cuenta que el tres de febrero se inaugurará su próxima exposición individual: Punto de partida en la galería Cromática. En ella se exhibirán pinturas, esculturas, fotografías y un cortometraje. Sin embargo, Guzmán asevera que el proceso para materializar esta exposición no fue condescendiente sino es un reencuentro con la poesía, la escritura, el pensamiento, la contracultura y el poder; “no el poder político, me refiero al poder de invocación”, aclara.

“A Punto de partida llegué de manera mágica. Empecé a pintar oscuro (otra vez) a partir de que mis amigos, Alexis Mata y el maestro Roberto Turnbull, comenzaron a señalar el color de mi obra, y fui desintoxicándome del color. Así, creé una instalación de cerámica en el estudio del maestro Claudio Jerónimo (1959). En ese mismo lugar, el maestro Francisco Toledo (1965 – 2019) pintaba sus esculturas de negro con el fin de ampliar la forma de la cerámica para luego lavarlas y agregarles color; a lo que dije: ‘A mí me interesa ese proceso pero me interesa dejarlas negras’. Me interesa el espacio negativo”, recuerda Nicolás al filo de otro sorbo de café.

Pausada la frase, Miau, su gata de pelo negro, maúlla y se ancla en las piernas del artista de 38 años, quien ahora explica su fascinación por los zopilotes como otra forma de canalizar dicha abstracción: “En Oaxaca, los artistas son paganos; son chamanes o de cierta manera se les llama nahuales. Ellos, en su obra, se transforman en otros animales. Cuando llego a Oaxaca conozco a los zopilotes en realidad y comienzo a ver que significan todo lo contrario a lo que uno cree o lo que te hacen creer. El animal carroñero existe porque hay una abundancia. Por ejemplo, en la India a los animales carroñeros se les trata como reyes.

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